Eso que llaman amor...
- Feministas por una Nueva Historia
- 28 abr 2021
- 13 Min. de lectura
Análisis histórico feminista sobre el informe proporcionado por el Ministerio de Economía y la composición del PBI si se incluyera al TDCNR. En este trabajo nos interesa retomar el informe Los cuidados, un sector económico estratégico. Medición del aporte del Trabajo Doméstico y de Cuidados no Remunerado al Producto Interno Bruto (TDCNR) llevado adelante por el Ministerio de Economía. Secretaria de Política Económica. Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género. Nos interesa aportar nuestra mirada sobre el trabajo doméstico.
Visibilizar al conjunto de la economía
En primer lugar, es preciso entender qué es el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, en este sentido podríamos comenzar expresando que es “…la disparidad entre los géneros y las inequidades resultantes.” [1], desde una perspectiva de género feminista, como plantea la autora. Es por ello, que lo podemos definir en un sentido de imposición hacia las mujeres, pudiendo así entender al trabajo doméstico como un trabajo que no es como cualquier otro, como analiza Federici, también la autora plantea que: “La diferenciación con el trabajo doméstico reside en el hecho de que este no solo se le ha impuesto a las mujeres, sino que ha sido transformado en un atributo natural de nuestra psique y personalidad femenina, una necesidad interna, una aspiración, proveniente supuestamente de las profundidades de nuestros carácter de mujeres.” [2].
Para nosotras, la importancia de visibilizar el trabajo doméstico y los cuidados no remunerado, se debe a que son tareas mayoritariamente realizadas por las mujeres en los hogares. En palabras de Federici sobre este trabajo que es invisibilizado, expresa que “El trabajo doméstico es mucho más que la limpieza de la casa. Es servir a los que ganan el salario, física, emocional y sexualmente, […] Es el cuidado y crianza de nuestros hijos […] significa que detrás de cada fábrica, tras cada escuela, oficina o mina se encuentra oculto el trabajo de millones de mujeres que han consumido su vida, su trabajo, produciendo la fuerza de trabajo que se emplea en esas fábricas, escuelas, oficinas o minas.” [3].
La Pandemia acrecentó la desigualdad en materia de cuidados, visibilizando más de lo que ya se venía tratando de poner de manifiesto desde el feminismo, ante lo cual tener acceso a la generación de información fehaciente implica una necesidad. En este sentido, este primer informe del Ministerio de Economía, desarrollado por la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género, nos permite ver cómo queda plasmada dicha realidad.
Entre diferentes cuestiones de las que el informe expone, nos interesan resaltar algunas.
“…los hogares empezaron a enfrentar una carga extra de tareas domésticas y de cuidados no remunerados que, en los tiempos de la vieja normalidad, se resolvían de diversas formas. En la pandemia, aumentaron las horas dedicadas a la limpieza, cocina y organización del hogar, y también las horas dedicadas a los cuidados de los/as niños/as y adolescentes, así como la asistencia a personas mayores. Esas tareas que se realizan de manera invisible, y al interior de los hogares, quedaron expuestas…” En este sentido la desigualdad quedó expuesta, y “La distribución del TDCNR es estructuralmente desigual: 9 de cada 10 mujeres realizan estas tareas, que significan en promedio 6,4 horas diarias. Ellas dedican tres veces más tiempo que los varones.” [4].

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El proceso de poder cuantificar y porcentualizar definiendo los diferentes indicadores, en comparativa entre mujeres y hombres, es el claro ejemplo de disparidad e inequidad que planteamos en un inicio, cuando citamos a Lagarde. Es en este sentido que se plantea que: “De este modo, la propuesta de estimar y monetizar el TDCNR es una forma de avanzar a una valorización y cuantificación del aporte de este sector que resulta clave para el funcionamiento de la economía en su conjunto.” [6].
Eternizar el horario
Cada hora no remunerada tiene un valor económico, son esas horas las que el poder dominante no contabiliza o minimiza. Estas horas son la herramienta que pone de manifiesto el TDCNR, horas que son nuestro tiempo. Gracias al trabajo realizado por medio de la Encuesta Anual de Hogares Urbanos (EAHU), también llamada Encuesta de Uso del Tiempo (EUT), llevada a cabo por el INDEC en el tercer trimestre del año 2013, los indicadores utilizados nos posibilitan conocer cuánto tiempo se le dedica, ya sea: “quehaceres domésticos”, “apoyo escolar” y “cuidado de personas”, arrojando como resultado una brecha sustancial entre mujeres y varones.
Algunos datos:
“…las mujeres realizan más del 75% de las tareas domésticas no remuneradas. El 88,9% de las mujeres participan de estas tareas y les dedican en promedio 6,4 horas diarias. Mientras tanto, sólo el 57,9% de los varones participa en estos trabajos, a los que les dedican un promedio de 3,4 horas diarias.” [7].
En este sentido podemos expresar que la brecha es amplia, demuestra la desigualdad históricamente existente. Nada de esta información nos sorprende, solamente se ha plasmado en números y ha sido informado, una realidad que atraviesa a la gran mayoría de las mujeres.

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Brechas generacionales:
Mayor entre quienes son más jóvenes (de 18 a 29 años),
Menor entre las personas de 60 años y más.
Con o sin niños/as en el hogar:
Sin niños/as menores de 6 años a cargo realizan el 72,7% de las TDCNR,
Quienes tienen dos o más se hacen cargo del 77,8% de ellas.
Desempleo:
Mujeres que se dedican al TDCNR comparado con un varón que se encuentra desempleado es: 5,9 horas y 3,2 horas diarias respectivamente.
Lo que se puede observar es que... “En todos los casos y en todas sus dimensiones, la distribución del TDCNR es marcadamente desigual en términos de género.” [9]. En este sentido Federici expresa que: “El trabajo voluntario sobre el cual descansa cada vez más el Estado moderno se basa precisamente en esta dispensación caritativa de nuestro tiempo.” [10].
Para observar más acabadamente el proceso histórico que conllevó a esta desigualdad en términos de género, y la existencia de esta enorme brecha entre mujeres y varones nos interesan los aportes que realiza Valenzuela. En su escrito en homenaje a Haydée, expresa que “El trabajo doméstico, aquel que se realiza en el espacio privado de un hogar, a través de las tareas relacionadas al cuidado de los seres humanos, es lo que siempre ha sido descrito como tareas de las mujeres.” [11].
Nuestro aporte: real y concreto
Si el camino es la exclusión, nuestro aporte o el TDCNR no representa ningún porcentaje en el PIB (indicador que refleja la evolución de un país). Por lo tanto, en dicho indicador el TDCNR es nulo, dejando en primera instancia a la industria (15,7), el comercio (15,5) por dar un ejemplo. Con una política de economía igualitaria podemos encontrar que dicho indicador revierte todos los cánones económicos conocidos públicamente, por lo cual, a través de un relevamiento sobre tres simples preguntas, se pudo determinar que el sector con mayor porcentaje del PIB es el TDCNR.
Dicho porcentaje supera al de la industria, siendo el mismo de 15,9%, pudiéndose así posicionarse por encima del sector industrial y los demás sectores. ¿Qué implica el ocultamiento de datos? Citando nuevamente a Valenzuela, la autora plantea que “En la historia, y particularmente la historiografía clásica, el espacio privado ha carecido de importancia, o de valoración social, por oposición al valorado espacio público; […] La falta de atención al espacio privado ha sido una de las razones por lo cual el ámbito de los cuidados ha sido hasta hace poco un ámbito ignorado por economía y las ciencias sociales en general.” [12].
¡No estamos solas!
Argentina no es el único país de desigualdades, tanto Latinoamérica como en el resto del mundo el TDCNR provoca desigualdades entre mujeres y varones. En palabras de Lagarde “Nuestro mundo es dominado por los hombres. […] las mujeres son expropiadas y sometidas a opresión de manera predeterminada. […] Se preservan para ellos poderes de dominio señorial sobre las mujeres y los hijos e hijas de las mujeres, quienes deben corresponderles con servidumbre.” [13].
En este sentido vemos a continuación datos relevantes de la conformación del PIB en diferentes espacios regionales del mundo, cuáles son los aportes económicos del TDCNR.
Algunos datos de Latinoamérica:
Guatemala (18,8%) utiliza el método generalista, en el cual para todas las tareas se asigna el mismo ingreso por hora (de empleo doméstico generalmente).
Costa Rica (15,7%),
Ecuador (15,2%),
México (24,2%),
Perú (20,4%) y
Uruguay (22,9%) utilizan métodos híbridos en el cual combinan ambas fórmulas.
En el resto del mundo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que el aporte del TDCNR es de 9,0% del PIB, con gran heterogeneidad entre los países.
España, por ejemplo, asciende a un 10,3% del PIB,
Francia 14,8%,
Alemania 15,0%,
Nueva Zelanda 20,0% y
26,8% en Australia, por mencionar algunos. [14].
Si a la variable tiempo se le aplica un valor monetario, podemos cuantificar el valor total del tiempo en el TDCNR, por lo tanto, el informe de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género, del Ministerio de Economía, expresa claramente a valores de 2019, lo que a valores de mercado debería cobrar una mujer por ocuparse de las tareas del hogar, el apoyo escolar y el cuidado de personas.
He aquí el cálculo definido a valores de moneda nacional: “Para llevar adelante el método de sustitución en el caso de Argentina se utilizó la EUT como base, ya que permite contabilizar las horas totales dedicadas al TDCNR. A su vez, se utilizó la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) para calcular el valor de mercado o ingreso promedio por hora del personal de casas particulares, de $86,3 pesos por hora según datos del 4to trimestre de 2019. Ese valor resulta de dividir el promedio del ingreso mensual del sector clasificado por la EPH como Servicio doméstico en mayores de 17 años, monto que asciende a $8556, por la cantidad de horas mensuales dedicadas a este trabajo, aproximadamente 99 horas.” [15].
Este cálculo a cifras actuales se estimarían en un poco más del monto final del valor de 2019, los que igualmente seguirían siendo bajos y escasos. Es por lo que el análisis refleja que: “…el TDCNR representa un 15,9% del PIB y es el sector de mayor aporte en toda la economía, […] En total, se trataría de un aporte de $4.001.047 millones de pesos, valor que resulta de la gran escala a la que se realizan las tareas domésticas no remuneradas en los hogares. [16].
Números, porcentajes, costos: ¡llamalo como quieras!
En cualquier economía el PBI determina proyecciones a futuros en inversión, sobre crecimiento y desarrollo de un país, por lo tanto, el aporte del TDCNR determinaría que, si fuera remunerado, su índice podría generar mayores puestos de trabajos, ascenso social, mayor jerarquización de las mujeres, el espacio privado tomaría relevancia y dejaría de ser opuesto al público, se delinearían políticas en conjunto para el bienestar de una población, en un sentido global, inclusivo.
Para una mayor comprensión, podemos observar los siguientes datos que provee el Ministerio, donde: “…el 75,7% proviene de tareas realizadas por mujeres. Es decir, las mujeres realizan más de las tres cuartas partes del TDCNR y, de este modo, dedican, el total de ellas en su conjunto, 96 millones de horas diarias de trabajo gratuitas a las tareas del hogar y los cuidados.”, en este sentido se traduce el valor monetario, expresando que: “…las mujeres aportarían $3.027.433 millones (75,7%) a la economía, mientras que los varones aportarían $973.613 millones (24,3%). Es decir, las mujeres aportan 3 veces más al PIB en el sector con mayor relevancia y más invisibilizado de toda la economía nacional.” [17]. Obviamente, si se pagara como se manifiesta en el análisis, sería un aporte sustancial.

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Porción de la torta: ¡la que reparte y comparte, se queda con la peor parte!
Es preciso entender el sentido o la construcción de esta desigualdad, claramente los porcentajes muestran las brechas en el TDCNR. En este sentido, el análisis realizado por Federici, en su texto El patriarcado del salario pone a las claras la construcción misma de lo que se denomina ama de casa a tiempo completo, y es allí donde analiza que se construye en Inglaterra de los siglos XIX y XX, pudiendo observar que es prácticamente nueva.
De acuerdo con su análisis, podemos reflejar el hecho de que: “…muchas personas consideran que el trabajo doméstico es una vocación natural de las mujeres, […] En realidad, el trabajo doméstico, tal como lo conocemos, es una creación bastante reciente, […] cuando las clases capitalista de Inglaterra y de Estados Unidos, […] emprendió una reforma laboral que transformó las fábricas, y también la comunidad y el hogar y, por encima de todo, la posición social de las mujeres. […] esta reforma puede describirse como la creación del ama de casa a tiempo completo, […] sacó a las mujeres -especialmente a las madres- de las fábricas, …” [19].
Indicadores en porcentajes:

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¡Desigualdad mundial!
Amelia Valcárcel en Feminismo en el Mundo Global nos orienta con su análisis del apartado “El cuidado y las reglas”. Citando a Kohlberg, pone de manifiesto una distinción bien conocida: ética de las normas y éticas del cuidado. En este análisis de eticidad destaca que, en la diferencia entre mujeres y varones, a la mujer le toca la ética del cuidado, por la idea de que la mujer no alcanzaba el desarrollo moral completo. En este sentido también expresa que: “…siempre hay una eticidad que norma, sobre todo, al colectivo femenino, llámese cuidado, decencia, abnegación o por nombres todavía más sonoros.” [21]. Por esto es preciso expresar los indicadores relevantes que entendemos conforman esa eticidad en la cual se ha etiquetado a las mujeres y, encasillado dentro del TDCNR.
Mujeres y niñas: realizan más de las tres cuartas partes del TDCNR en el mundo y constituyen dos tercios de la fuerza laboral remunerada del cuidado.
Cada día: 12.500 millones de horas de TDCNR. Cuando se valora al salario mínimo, esto representaría una contribución a la economía global de al menos $10,8 billones al año, más de tres veces el tamaño de la industria tecnológica global.
Países de bajos ingresos: mujeres de las zonas rurales dedican hasta 14 horas al día al trabajo de cuidados no remunerado.
En el mundo:
42% de las mujeres no pueden conseguir trabajo porque son responsables de todos los cuidados en comparación con sólo el 6% de los hombres.
80% de los 67 millones de trabajadores domésticos del mundo son mujeres; el 90% no tiene acceso a la seguridad social y más de la mitad no tiene límites en sus horas de trabajo semanales. [22].
Pandemia, confinamiento y horas extras
La decisión del ASPO por parte del gobierno nacional, implicó un mayor confinamiento de las mujeres, no solo de las que ya realizaban el TDCNR, sino también de quienes, por razones laborales, escolares y de otro tipo tuvieron que pasar a trabajar desde sus hogares, sumándose al trabajo remunerado, el TDCNR.
Dado el contexto pandémico, el análisis de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género, expresa en su informe que: “Con la adición de estos supuestos, se volvió a calcular cuál es el aporte del sector de TDCNR al PIB. Es relevante remarcar que es una simulación conservadora, en tanto adiciona solo 4 horas extra a las personas con menores de 18 en el hogar, pero que sirve como ejercicio para reflejar la importancia de estas actividades tanto antes como durante la pandemia. […] Por lo tanto, se simuló un “shock” […] entre diciembre 2019 y abril 2020 (último dato publicado). [23].
El confinamiento generó una sumatoria de horas adicionales a las mujeres en el contexto de su hogar, les sumó una mayor responsabilidad en las actividades realizada, teniendo que conjugar en la gran mayoría de las mujeres, actividades del hogar con las del trabajo profesional. Unicef, en su informe realizado en abril de 2020, a partir de una encuesta y el impacto que generó la pandemia COVID-19, expresa que: “...las causas de la sobrecarga son la limpieza de la casa (32%); la carga de cuidados (28%), la preparación de la comida (20%) y la ayuda con las tareas escolares (22%). A su vez, 4% de las mujeres reporta una mayor carga laboral.” [24].
Además se les sumó la responsabilidad de tener que asistir en materia de educación, independientemente del conocimiento pertinente a las actividades de sus hijas/os. Esta situación de esfuerzo extra implicó que las mujeres asistieran en el apoyo para realizar los deberes educativos, en esta asistencia, Unicef informa que: “El apoyo para realizar los deberes es principalmente realizado por las madres (68%), en comparación con el apoyo de los padres (16%)”. [25].
En este sentido el informe del Ministerio de Economía, expresa que: “…la participación del sector de TDCNR sobre el PIB en pandemia es de 21,8%, y muestra un aumento de 5,9 puntos porcentuales (pp) con respecto a la medición "sin pandemia".” Explicado por dos fenómenos: “…el aumento del peso de las tareas de apoyo escolar y cuidados no remunerados y, por el otro, la caída de la actividad en 14 de las 16 actividades restantes consideradas…”. En el primer fenómeno se estima que: “…con la adición de 4 horas en promedio pasó de representar el 7,3% en "normalidad" al 19,6% "en pandemia". […] Cada hora de adición extra a las 4 que se han establecido en este ejercicio de base, aumenta $224.219 millones al total estimado. [26].

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¡TDCNR no correspondido!
A modo de ejemplo y como cierre, podemos tener en cuenta un análisis de diferentes barrios populares de la Ciudad de Córdoba, realizado por militantes populares y feministas. En el marco de un proceso de organización, dichos militantes y feministas hicieron foco en dos sentidos: tareas/actividades en los barrios y tareas de cuidado en el ámbito familiar.
Habiendo demostrado el TDCNR en valores monetarios y siendo partícipe activo en el porcentual del PIB, moviendo la aguja de la economía silenciosamente; es en las organizaciones barriales donde queda más intrínsecamente demostrado el TDCNR, expresado en las voces de las mujeres en el sentido del cuidado en el ámbito familiar, indicando que: “Reconocer que las tareas domésticas, de cuidado y la tarea de darle de comer a lxs pibes del barrio son formas de trabajo no reconocidas ni remuneradas, hizo que las mujeres que las realizan le otorguen otro valor y en última instancia, se autopercibieron como trabajadoras.” [28].
Definitivamente el informe vino a poner sobre relieve la situación de las mujeres que realizan TDCNR. En las reflexiones del análisis del Colectivo Mala Junta, se destaca en el apartado que “Eso que llaman amor es trabajo no pago.”, hoy visibilizado por el Ministerio de Economía y la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género, un hecho relevante para la lucha de las mujeres en su reclamo por sus derechos, igualdad y equidad.
Referencias:
[1] Lagarde, Marcela (2018) Género y feminismo: desarrollo humano y democracia, Siglo XXI, México, p. 19.
[2] Federici, Silvia (2013) Revolución en punto cero. Trabajo doméstico , reproducción y luchas feministas, Madrid, Traficantes de Sueños, p. 37.
[3] Federici, Silvia (2018) El patriarcado del salario. Críticas feministas al marxismo, Tinta Limón, Buenos Aires, p. 26.
[4] Ministerio de Economía, Los cuidados, un sector económico estratégico Medición del aporte del Trabajo Doméstico y de Cuidados no Remunerado al Producto Interno Bruto https://www.argentina.gob.ar/noticias/la-direccion-de-economia-igualdad-y-genero-presento-el-informe-los-cuidados-un-sector, 18-08-2020, p. 3.
[5] Fuente: Elaboración DNEIyG en base a datos de la EPH-INDEC (4to trimestre 2019) en población urbana de 14 años y más.
[6] Ministerio de Economía, Los cuidados, un sector económico estratégico Medición del aporte del Trabajo Doméstico y de Cuidados no Remunerado al Producto Interno Bruto, 18-08-2020, p. 4.
[7] Idem., p. 5.
[8] Diseño imagen: Noelia Vacaflor para FEMHistoria.
[9] Ministerio de Economía, Los cuidados, un sector económico estratégico Medición del aporte del Trabajo Doméstico y de Cuidados no Remunerado al Producto Interno Bruto, 18-08-2020, p. 6.
[10] Federici, Silvia (2018) El patriarcado del salario. Críticas feministas al marxismo, Tinta Limón, Buenos Aires, p. 33.
[11] ELA (2012) Autonomía y feminismo del siglo XXI: escritos en homenaje a Haydeé Birgin, Biblos, Buenos Aires.
[12] Idem.
[13] Lagarde, Marcela (2018) Género y feminismo: desarrollo humano y democracia, Siglo XXI, México, p. 59.
[14] Ministerio de Economía, Los cuidados, un sector económico estratégico Medición del aporte del Trabajo Doméstico y de Cuidados no Remunerado al Producto Interno Bruto, 18-08-2020, p. 8.
[15] Idem., pp. 8-9.
[16] Idem., p. 10.
[17] Idem., pp. 11-12.
[18] Diseño imagen: Noelia Vacaflor para FEMHistoria.
[19] Federici, Silvia (2018) El patriarcado del salario. Críticas feministas al marxismo, Tinta Limón, Buenos Aires, p. 65.
[20] Fuente: Elaboración DNEIyG en base a datos de la Encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo (EPH-INDEC, 3er trimestre 2013) en población de 18 años y más, EPH-INDEC y Avance del Nivel de Actividad - INDEC, 4to trimestre y proyecciones de población 2020 del CENSO 2010-INDEC. (p.13) *Diseño imagen: Noelia Vacaflor para FEMHistoria.
[21] Valcárcel, Amelia (2018) Feminismo en el mundo global, Ediciones Cátedra, Madrid, pp. 293-295.
[22] Fuente: OXFAM.
[23] Ministerio de Economía, Los cuidados, un sector económico estratégico Medición del aporte del Trabajo Doméstico y de Cuidados no Remunerado al Producto Interno Bruto, 18-08-2020, p. 15.
[24] Idem., p. 43.
[25] Idem., p. 39.
[26] Idem., pp. 16-17.
[27] Fuente: Elaboración DNEIyG en base a datos de la Encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo (EPH-INDEC, 3er trimestre 2013) en población de 18 años y más, EPH-INDEC y Avance del Nivel de Actividad - INDEC, 4to trimestre, proyecciones de población 2020 del CENSO 2010-INDEC y EMAE abril 2020 INDEC. (p.20) *Diseño imagen: Paola Irene Bevilacqua.
[28] Colectivo Mala Junta (2019) Territorios feministas: experiencias, diálogos y debates desde el feminismo popular, Ediciones Mala Junta, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Autora:
Paola Irene Bevilacqua
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